Las personas son particularmente vulnerables a consumir drogas cuando pasan por momentos de transición importantes en la vida. En los adultos, esto podría darse durante un divorcio o luego de perder un empleo. En los niños y adolescentes, podría ser al cambiar de escuela o por otros cambios importantes en sus vidas.
Los años de la adolescencia son una época decisiva para prevenir el abuso de las drogas. Probar las drogas durante la adolescencia aumenta la probabilidad de desarrollar problemas de consumo de sustancias. Cuanta menos edad tenga al momento de consumir por primera vez, mayor será el riesgo de volverse adicto más adelante. Pero la adicción también es cosa de adultos. Los adultos corren más riesgo de volverse adictos cuando comienzan a tomar analgésicos de venta bajo receta luego de una cirugía o debido a un problema de dolor crónico. Las personas con antecedentes de adicción deben tener especial cuidado con los analgésicos opioides y asegurarse de informar al médico sobre su consumo de drogas en el pasado.
8 pautas para prevenir el consumo de drogas en adolescentes
1. Informar
A pesar de que en la actualidad existen numerosas campañas llevadas a cabo por las instituciones y centros educativos en las que se trata de informar a los más jóvenes acerca de los riesgos del consumo de drogas, como familiares y personas con adolescentes a nuestro alrededor nos convertimos también en agentes directos de prevención.
Esto significa que no tenemos por qué esperar a que los adolescentes reciban información acerca de las drogas desde el exterior, nosotros mismos podemos informarnos bien y transmitir esa información, puesto que el hecho de que sea alguien cercano y de confianza quien la transmita también puede resultar positivo.
2. Desarrollar sus habilidades sociales
En una gran cantidad de casos, los adolescentes se inician en mundo de las drogas porque alguien de su propio grupo de amistad se las ofrece. En estos casos la falta de habilidades sociales, así como una escasa educación emocional y de técnicas asertivas provocan que, junto al temor a ser rechazado, el adolescente acepte el consumo.
Sabiendo esto, la educación en habilidades sociales que permitan a los jóvenes decir “no” sin ningún tipo de temor son fundamentales para prevenir que estos se inicien en el consumo.
3. Fomentar el desarrollo de una autoestima positiva
Si al miedo de no encajar unimos que una gran parte de los adolescentes no tienen una autoestima suficientemente alta o no se sienten lo suficientemente seguros consigo mismos, encontraremos en estos rasgos un factor de riesgo muy importante para el consumo de drogas Por lo tanto, ayudar al desarrollo de una autoestima alta que les aporte seguridad en si mismos, será también de gran relevancia a la hora de evitar que los jóvenes recurran a las drogas como forma para sentirse mejor con ellos mismos.
4. Desarrollar el sentido crítico
Un adolescente bien informado y con la seguridad suficiente, será mucho más capaz de desarrollar un sentido crítico frente al consumo de drogas. Si conseguimos que el joven juzgue a las drogas tal y como son, como tanto para la integridad física, como psicológica y social, haremos posible que este consiga negarse al consumo de cualquier tipo de estupefaciente o sustancia adictiva.
5. Favorecer el diálogo
Intentar hablar con los adolescentes, mostrar interés por sus preocupaciones, no juzgar y ganar su confianza, ayudará a que estos se sientan cómodos hablando con nosotros, nos cuenten sus problemas. De esta manera, nos será mucho más fácil ayudarlos a que los resuelvan positivamente y no tengan que recurrir a las drogas como una vía de escape o una forma de evitarlos u olvidarlos.
6. No intentar sobreprotegerlos
Aunque esta sobreprotección no sea más que un reflejo de la preocupación que los padres o conocidos sienten acerca de los hábitos de los más jóvenes, estas conductas tienden a ser contraproducentes.
Los jóvenes deben percibir en los padres, familiares o tutores una actitud de aceptación, un lugar al que recurrir cuando de sienten mal o angustiados y, para ello, deberemos transmitir que estamos abiertos a ello pero sin resultar un agobio.
7. No ser autoritarios
Al inicio del artículo comentábamos que la adolescencia se caracteriza por ser una época de rebelión, en la que ir en contra de lo impuesto o establecido es casi una necesidad vital.
Por lo tanto, los estilos de educación autoritarios en la que los padres o tutores impongan su opinión o su manera de vivir de manera intransigente no resultarán para nada efectivos a la hora de evitar el consumo de drogas. En todo caso siempre es mejor recurrir al diálogo y al consenso.
8. Ser coherentes con nuestros actos
Para que el mensaje en contra de las drogas se transmita de la manera más efectiva posible, nuestra actitud en torno a ellas también ha ser estable y coherente.